En el Día Internacional de los Trabajadores, cabe preguntarse cómo será el trabajo en un futuro marcado por el desarrollo de las nuevas tecnologías y diferentes formas de organización.
El mundo laboral siempre está en continua evolución. Si la Revolución Industrial supuso un antes y un después en la actividad productiva, en este momento también estamos en un escenario de cambio debido a fenómenos como la globalización, las modificaciones económicas y sociales o la incorporación de nuevas tecnologías.
Estos factores están dando lugar a una paulatina y profunda evolución de las relaciones laborales y forma de trabajar. The Valley Digital School Business ha identificado las tendencias que marcarán el devenir en el entorno laboral.
El principal elemento es el desarrollo e implantación de nuevas tecnologías, como Big Data, Internet of Things, robótica, uso de dispositivos móviles, etc. Estas tecnologías exigen expertos que las gestiones, controlen y actualicen, pero su impacto no se agota ahí.
Este desarrollo tecnológico ya está dando pie a un aumento de la movilidad, puesto que permite acceder a toda la información laboral y al escritorio corporativo desde cualquier parte. El teletrabajo cobrará un mayor protagonismo, favoreciendo la implicación de los empleados, la conciliación, la concentración, la creatividad y una mejor gestión del tiempo.
Igualmente, la tecnología permitirá el tránsito desde un modelo basado en el individualismo hacia una fórmula enfocada en el trabajo en grupo. La colaboración facilitará la creación de un clima de confianza y ayudará a compartir conocimientos.
También veremos una mayor flexibilidad en el mercado de trabajo. El ‘empleo para toda la vida’ ha muerto y no va a resucitar. Cambiar de funciones, de trabajos y de lugar de residencia será habitual. Incluso será frecuente trabajar para varios empleadores y a través de redes de colaboración profesional.
Asimismo, asistiremos al auge del coworking, en el que varios profesionales independientes de diferentes sectores compartirán un mismo espacio de trabajo, disfrutando de un ecosistema de colaboración. Esto conllevará un aumento de la flexibilidad laboral y ayudará a fomentar la productividad y creatividad.
Otro factor relevante es el relevo generacional, ya que los millenials supondrán un 75% de la fuerza laboral en 2025. Se trata mayoritariamente de personas con alta cualificación, con vastos conocimientos tecnológicos y una mentalidad disruptiva respecto al modelo tradicional. The Valley DSB afirma que los millenials buscan mayor participación en la toma de decisiones, exigen transparencia en la gestión empresarial, aborrecen las jerarquías y propugnan la conciliación y la búsqueda de la felicidad. Así para esta generación primará un entorno laboral donde se desee trabajar, no donde se necesite trabajar.
También cambiará la forma de evaluar la eficiencia. No será tan importante el número de horas en el trabajo como la productividad. Se reducirá la sensación de control y el nuevo modelo permitirá una mejor gestión del tiempo, mayor efectividad y aumento de la motivación.
Además, cobrará importancia la gestión del talento. Las empresas tendrán que ser capaces de retener el talento en su organización, ayudando a sus trabajadores a desarrollar todo su potencial, premiando su esfuerzo y favoreciendo la formación in company.
Por otra parte, The Valley DSB asegura que las mujeres irán adquiriendo cada vez más puestos de poder, descendiendo la brecha entre géneros en cuanto a funciones de responsabilidad y salarios.
Finalmente, se consolidará la preocupación de las compañías por la salud y bienestar de su plantilla. De hecho, ya hay empresas que ofrecen ciertos servicios relacionados con la nutrición, la prevención del estrés, etc.
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