El corazón de Internet es una red de alta capacidad de fibra óptica que abarca continentes. Pero mientras que las señales ópticas transmiten la información con mucha más eficacia que las señales eléctricas, son más difíciles de controlar. Los routers que dirigen el tráfico en Internet suelen convertir las señales ópticas en eléctricas para procesarlas y, a continuación, vuelven a transformarlas en señales ópticas para poder transmitirlas, un proceso que consume tiempo y energía, según recoge la web Tendencias 21.
Una de las razones por la que la transmisión óptica de datos es tan eficiente es que distintas longitudes de onda de la luz cargadas con diferentes informaciones pueden viajar sobre la misma fibra. Sin embargo, los problemas surgen cuando las señales ópticas procedentes de distintas direcciones llegan a un router al mismo tiempo. La conversión en señales eléctricas permite que el router guarde esos datos en la memoria hasta que pueda acceder a ellos.
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