Google ha vuelto a darle un golpe a la neutralidad de la red. La compañía, que se ha convertido en ISP con el lanzamiento de Fiber, no permite a sus usuarios crear servidores con su servicio.
Hace tiempo, la relación entre Google y la neutralidad de la red era complicada; ahora es mala. En sus comienzos, defendió a ultranza la libertad para utilizar la Red con cualquier fin y dispositivo, sin que el proveedor de acceso pudiese decidir en función de sus intereses. Pero desde hace no mucho Google es un ISP con Fiber. Y ha tardado poco en comportarse como uno de los peores.
La neutralidad de la red es un concepto que está presente desde los primeros días de Internet y que se trata de preservar con diversas legislaciones (aunque, en la práctica, suponen decepción tras decepción). Básicamente, establece que los operadores no pueden bloquear contenido legal, aplicaciones, servicios o dispositivos que no afecten al correcto funcionamiento de la Red. Únicamente pueden intervenir para solucionar problemas, pero nunca antes de que ocurran. Google no está de acuerdo.
La compañía no permite que los usuarios de Google Fiber usen su red para crear servidores en sus hogares. O, lo que es lo mismo, considera que puede prohibir la conexión de ciertos dispositivos a Fiber. Y lo peor es que parece que no lo hace para proteger su red, sino para proteger su negocio, pues ofertará Fiber para empresas más adelante, según apunta Wired. El último y lamentable capítulo entre la peculiar relación de Google y la neutralidad de la red tiene un trasfondo comercial.
Lo peor es que la compañía lo justifica en su respuesta a un posible cliente, Douglas McClendon, que acudió a la FCC para quejarse de la prohibición y pedir que se cambiasen los términos de uso. Para mayor escarnio, la empresa se apoya en las políticas de otros proveedores, como AT&T o Verizon.
Por lo demás, Google explica que la prohibición de alojar "cualquier tipo de servidor" se estableció para "responder a la gestión de congestión y las necesidades de seguridad de la arquitectura de Google Fiber". Sin embargo, la compañía parece olvidar que la definición de servidor es algo más amplia. Con estos términos prohíbe el uso de diversos servicios, como redes P2P (el ordenador actúa como servidor) o la creación de un servidor privado para jugar en línea.
¿Se perseguirá este uso? Probablemente, no. Es más, la propia compañía anima a los usuarios de Fiber a crear servidores para varios de los usos que considera correctos, según se puede leer en su FAQ:
Nuestros Términos de Servicio prohíben operar un servidor. Sin embargo, el uso de aplicaciones como juego multijugador, videoconferencia, seguridad del hogar y otros que podrían incluir capacidades de servidor, pero se usan con fines legales y no comerciales es aceptable y alentado.
Entonces, ¿dónde está el problema? Pues, para empezar, en que en los términos no se hace esa distinción, únicamente en su sección de preguntas más frecuentes. Pero el problema es aún mayor. El verdadero peligro es la relación entre Google y la neutralidad de la red. La compañía es un gigante en el sector y todo lo que hace tiene repercusiones en la industria y en los usuarios. Antes estaba de su lado; ahora, no. Hemos pasado de ver cómo Google presumía de no ser maligna a tener que pedirle que no lo sea. Al menos, en este aspecto.
Esto no quiere decir que sea una empresa eminentemente mala. De hecho, es bastante buena. Por eso duele verla actuar con esta hipocresía. Y no es la primera vez que Google y su forma de ver la neutralidad de la red causa polémica.
El caso Verizon
Hace casi tres años, el 9 de agosto de 2010, Google respondió a los rumores de su posible acuerdo con Verizon con una defensa conjunta de la neutralidad de la red. Una defensa que dejaba fuera las redes móviles. Cuando hasta Facebook —que está muy lejos de hacer las cosas bien— puede criticar lo que haces, es el momento de replantear tu punto de vista.
Desde entonces, la relación de Google con la neutralidad de la red ha sido extraña. A veces —especialmente cuando supone atacar a sus rivales— defiende la idea con uñas y dientes; otras —sobre todo si se trata de defender su negocio—, habla de matices, asteriscos y situaciones puntuales que hay que tener en cuenta.
Parece que todo se resume en permitir la libre circulación de tráfico cuando no va en contra de sus intereses. Crear servidores en casa es un uso marginal y en la mayoría de los casos los usuarios ni se enterarán de la prohibición. Otros se la saltarán sin que la compañía actúe, pues ella misma anima a que se haga este uso. Pero el caso es que la empresa ha ido en contra de las normas que debería defender. Y eso, Google, es ser malvado.
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