Cualquiera que tenga hijos pequeños conoce su afición por tocar todo lo que tengan a su alcance, más aún si es un móvil, la pantalla está iluminada por un videojuego y alguna canción suena de fondo. Ahora, a Google, esa parte del crecimiento de los más pequeños de la casa le va a costar, como mínimo, 14,6 millones de euros.
La Comisión Federal del Comercio de Estados Unidos (FTC) denunció al gigante por cobrar la descarga de aplicaciones que los niños hacían mientras jugaban con los móviles de sus padres. La FTC aseguró que, desde 2011 y hasta finales de 2012, cualquiera podía comprar aplicaciones con sólo poner el dedo sobre las ventanas de publicidad que se abrían, "sin necesidad de introducir contraseñas o el consentimiento del titular de la cuenta a la que estaba asociado el móvil".
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