Mark Zuckerberg sale a defender a su compañía de acusaciones de diluir la investigación rusa y fomentar la desinformación
Facebook sigue sufriendo las consecuencias de dos años de crisis y drama internos. La última mala noticia ha sido un largo reportaje del New York Times -preparado durante seis meses por cinco periodistas y con más de 50 entrevistas- donde queda en evidencia que Facebook, a pesar de su retórica, se comporta como una gran compañía más: el crecimiento y su prestigio, por encima de todo.
El New York Times reveló que la reacción de la número 2 de la compañía, Sheryl Sandberg, a la investigación rusa fue minimizarla. Quería evitar vincular el nombre de Rusia con el éxito de Donald Trump para no enfadar a republicanos. A principios de 2017, las agencias de inteligencia ya habían anunciado que el mismo presidente Putin había ordenado una campaña de influencia para ayudar a elegir a Trump. Facebook publicó un informe en abril de 2017 y no citó a Rusia. No fue hasta septiembre, cuando ya internamente era flagrante la campaña rusa en Facebook con anuncios y posts virales, cuando Zuckerberg decidió dar la cara.
La compañía disputa la intensidad y los plazos del New York Times: "He dicho muchas veces que fuimos demasiado lentos para detener la interferencia rusa. Sugerir que no estábamos interesados en saber la verdad, o esconder lo que sabíamos simplemente no es verdad", dijo Zuckerberg este jueves en una rueda de prensa telefónica.
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