El ransomware es una forma de malware desarrollada para cifrar archivos de manera malintencionada. Usando esta técnica, que a priori está enfocada a la seguridad, se impide que la víctima del ransomware pueda utilizar sus archivos, sencillamente porque no puede descifrarlos y, por lo tanto, es imposible abrirlos. ¿Para qué se hace esto? Para impulsar a la víctima a llevar a cabo una acción, que suele ser el pago de un rescate económico, de manera habitual, en forma de bitcoins u otra divisa virtual que ‘no deje rastro’. El caso de este ransomware es bastante diferente.
Este nuevo ransomware no pretende que pagues dinero para recuperar tus archivos cifrados, sino que el ‘peaje’ para recuperar nuestros documentos y ficheros es tan sencillo –y estúpido- como jugar a un videojuego. Y al que hay que jugar es uno de los más populares durante el último año, PlayerUnknown’s Battleground. Que, aunque ahora ha perdido protagonismo frente a Fortnite, meses atrás conseguía colocarse en la primera posición en Steam por encima de DOTA 2 y de Counter Strike: Global Offenssive. Así que, en cualquier caso, la llegada de PUBG Ransomware es llamativa, porque es uno de los pocos malware que no busca beneficio económico.
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