A principios de la década de los años 80, las investigaciones en materia de baterías para dispositivos electrónicos se centraban en el sodio. Sin embargo, los trabajos fueron descartándolo poco a poco en favor del litio, debido a que los estudios indicaban que con una tensión de 3,5V era capaz de proporcionar mucha más energía. Otra de las ventajas añadidas era el peso: los iones de litio son más ligeros que los de sodio, lo que contribuía a aligerar las baterías.
¿Cuál es la desventaja del litio? Su escasez y su localización, en muy pocos puntos del planeta como China, Colombia, Chile… algo que, en cambio, no sucede con el sodio, que es muy abundante a lo largo de la corteza terrestre. Por ponerle cifras, mientras que sólo el 0,06% del litio se encuentra en la corteza terrestre, en el caso del sodio la cifra se sitúa en el 2,6%. No sólo eso, sino que el sodio también se encuentra en el agua del mar, en forma de cloruro de sodio. En cuanto a los costes, imaginen, mientras que el precio de la tonelada de litio ronda los 15.000 dólares, el de la tonelada de sodio es de unos 150 dólares.
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