Durante las vacaciones, sean navideñas o veraniegas, suele aumentar la actividad hacker. La razón es tan sencilla como que los hackers, igual que el resto de humanos, hacen vacaciones y tienen más tiempo libre para sus investigaciones, experimentos o travesuras. Además, los guardianes de las máquinas también se toman un respiro, dejando a estas con una seguridad más laxa. En los años 80 y 90, cuando el hacking no era una profesión sino un 'hobby', este aumento estacional era mucho más patente.
MERCÈ MOLIST Barcelona
Las fiestas navideñas eran el marco perfecto para pasar noches sin dormir, curioseando en todo tipo de sistemas y charlando con los amigos. Tanto es así que la principal reunión de los hackers europeos, el Chaos Communication Congress, se celebra justo los cuatro días posteriores a Navidad. Muchos hackers, poco amigos de las fiestas familiares y otras obligaciones sociales, agradecen tener este refugio donde divertirse con sus iguales.
Aunque en la actualidad la comunidad hacker europea ha creado otros eventos que se celebran durante el año, el Chaos Communication Congress sigue siendo la reunión de referencia, donde se presentan las principales investigaciones sobre seguridad informática y hasta donde viajan miles de expertos procedentes de todos los rincones de Europa, también España.
El grupo alemán Chaos Computer Club, el más antiguo y respetado del continente, organiza el congreso desde 1984. El "club informático del caos", abreviado CCC, cuenta actualmente con 3.600 miembros, la mayoría procedentes del ámbito germano hablante. El CCC nació en 1981 de la mano del carismático Wau Holland (Herwart Holland-Moritz), muerto prematuramente en 2001.
Holland fue un visionario que, en sintonía con los hackers norteamericanos de los 80 que estaban creando los primeros ordenadores personales, quería dar acceso a la mayor gente posible a los ordenadores. Para él la tecnología era un instrumento social y de denuncia política, además de un nuevo medio que sobrepasaría y aglutinaría al resto. Y es que Holland era tan intelectual como hacker. Sus artículos en diversas revistas de informática le permitieron conocer a otros como él y a través del periódico alemán 'Die Tageszeitung' hizo un llamamiento a quien estuviese interesado en crear un grupo.
Así fue como en 1981, en el Berlín Oeste, en las oficinas de este periódico de izquierdas nació el Chaos Computer Club. Holland había leído la reciente obra de Hakim Bey 'The Temporary Autonomous Zone, Ontological Anarchy, Poetic Terrorism', que commovió a los intelectuales alternativos de la época, especialmente a la élite informática de la que formaba parte Holland. Bey postulaba la creación de lo que llamaba Zonas Temporalmente Autónomas y Holland creó el CCC como una de ellas. Posiblemente no contaba con que 30 años después seguiría en pie.
Bajo la presidencia de Holland, caracterizó al CCC el uso de los medios de comunicación para denunciar casos de inseguridad informática donde, sin la presencia de los mismos, la denuncia podría haber puesto en peligro al grupo. Por otra parte, Holland prestaba mucha atención a cómo la tecnología podía incidir en lo político social. En la página web de la fundación que conserva su memoria le llaman "filósofo de la información".
Holland convirtió al CCC en algo diferente, muy alejado de los grupos norteamericanos que simplemente se reunían semanalmente en un sitio o los clanes de hackers adolescentes cuya misión era asaltar servidores ajenos. No dudó en dar charlas al gobierno, grupos políticos que se lo pidiesen o empresas. Como explica la Wikipedia: "Holland luchó contra las protecciones anticopia y todas las formas de censura y por una infraestructura de la información abierta. Pasó sus últimos años en centros para jóvenes, enseñando a los niños la ética y ciencia del hacking".
Holland y su Chaos Computer Club se dieron a conocer públicamente cuando, en 1984, acababa de ponerse en marcha el primer servicio en línea en Alemania, Btx, propiedad del servicio postal germano. El CCC descubrió una vulnerabilidad en aquella red y avisó al servicio postal, que lo ignoró. Entonces, Holland y su amigo Steffen Wernry entraron en la red, simulando ser un banco alemán, y robaron 134.000 marcos. Inmediatamente después llamaron a la televisión alemana y devolvieron el dinero. Fue un escándalo recordado durante años.
En 1989, el CCC se convirtió en protagonista de un libro: 'El huevo del cuco", de Clifford Stoll, que explica cómo diversos hackers, liderados por Karl Koch, afiliado al CCC, robaban información de ordenadores de Estados Unidos y la vendían al KGB a cambio de dinero y drogas. Es el primer caso conocido de ciberespionaje.
Texto adaptado del libro con licencia libre 'Hackstory.es. La historia nunca contada del underground hacker en la Península Ibérica'.
http://www.elmundo.es/tecnologia/2013/12/28/52b9273d268e3ead648b456d.html?a=8a5560df4c0ff1196b6b303ac887c46b&t=1388224768