Muchas veces amparados en el anonimato, el 27% de los adolescentes utiliza Internet para insultar a amigos o conocidos, y hasta el 19% profiere amenazas. Conforme se entiende el uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales, crece la violencia verbal y los contenidos violentos en ellas. Reflejo de una sociedad en la que hasta el 55% de los adolescentes cree que la violencia está justificada.
Son algunas de las conclusiones del informe 'Adolescentes y Social Media: 4 generaciones del nuevo milenio'. Promovido por la Confederación Española de Centros Educativos (CECE) y apoyado por la Comisión Europea, su objetivo es reducir la exposición, consumo e impacto de la violencia en todos los ámbitos, entre ellos, el digital.
"Las redes sociales e Internet no son la causa de la violencia. Cualquier persona que es atacada en las redes sociales ha sido atacada antes en el colegio o en su barrio", afirma Reynaldo Rivera, director del Intermedia Consulting y uno de los autores del estudio, realizado con 7.000 adolescentes de 50 colegios de España e Italia. Por ello, considera que las campañas de prevención sobre el uso de Internet deberían centrarse en "fomentar las relaciones" en lugar de alertar sobre los "riesgos" de la Red.
Gustavo Entrala, director general de la agencia de publicidad 101 -artífice de la entrada del Papa en las redes sociales- ha destacado la "violencia verbal en Twitter", precisamente poniendo como ejemplo los mensajes que recibe @pontifex (la cuenta de Benedicto XVI). "En España no sabemos debatir. Cuando alguien no comparte nuestro punto de vista, pasamos al ataque verbal, especialmente en las redes sociales", afirma.
Entrala desdeña "cualquier acción encaminada a reprimir el uso de la tecnología y las redes". "Lo que hay que hacer", afirma, "es enseñar a convivir con la diversidad de opinión en la Red". Así, aboga, por ejemplo, por seguir en Twitter a gente que piensa diferente. "Precisamente Twitter y los medios sociales son un excelente medio educativo en cuanto a convivencia".
Violencia "justificada"
El estudio arroja cifras alarmantes. Según sus datos, más de la mitad de los escolares de entre 12 y 18 años cree que "la violencia está justificada para conseguir fines determinados", como defender sus derechos; el 25% trabajaría en una empresa que difundiera contenidos violentos, mientras que cerca del 24% inculcaría a sus hijos su uso en caso de necesidad y el 32% la emplearía para proteger "sus derechos". Además, más de una cuarta parte de los adolescentes se muestra interesada por manejar armas de fuego, aunque sólo el 12% firmaría una petición para que fuese legalizado su uso.
Unas cifras que parecen contradecir el 56% que firmaría un manifiesto contra la violencia, o el 30% que cree apropiado aprobar leyes que limiten los contenidos violentos en los medios. "Se trata de una dicotomía. Una cosa es el uso general y otra la aplicación en casos determinados. Así, en lo personal actuaríamos de una manera, en lo social de otra. "Como cuando exigimos que el Gobierno haga algo", perseguir el fraude fiscal, por ejemplo, sin ser consecuentes en la esfera personal -no pagando el IVA-.
Consumo de contenidos digitales
El estudio revela también que el 42% de los adolescentes dedica más de tres horas diarias a sus perfiles sociales, y que el 72,5% tiene al menos un perfil en redes sociales. Estas cifras chocan con la escasa 'proactividad' que muestran los adolescentes. La mayoría se limita a consumir contenidos, y sólo el 14% tiene un blog o sube vídeos.
Rivera destaca que los adolescentes que pasan muchas horas 'online' tiene menos capacidad relacional y de desarrollar amistades en el mundo 'offline'. "Sólo el 30% de los adolescentes desarrolla proyectos concretos con sus amigos, como hacer deporte o ir al cine, y sólo un 4% ha participado en una campaña con fines sociales. Unos resultados "preocupantes por la pérdida de capital humano que suponen" para la sociedad.
"Los peligros que encuentran los niños 'online' son los mismos que 'offline'", explica Entrala. Así, dejar navegar a un menor sin control sería como "dejarle pasear solo por la noche por un barrio conflictivo, o por un parque sin vigilancia". Sin embargo, el control en ambos 'mundos' difiere notablemente. Según el informe, el 67% de los adolescentes tiene un nivel de supervisión alto por parte de sus padres, en el sentido de que saben qué hacen en su tiempo libre, se interesan por los estudios... Pero cuando se trata de internet, el 42% no controla el tiempo que navegan sus hijos, el 48% no les da consejos al respecto, el 42% nunca ve los mismos contenidos en televisión y el 73% jamás ha jugado con sus hijos a videojuegos.
Para Rivera, "la falta de diálogo intergeneracional está detrás de esta mayor exposición a la violencia y a otras conductas de riesgo". Según sus datos, el 60% de los encuestados no habla "nunca o casi nunca" con sus padres sobre lo que hace o le sucede en internet. Pero la falta de diálogo no se limita a asuntos como las nuevas tecnologías. Así, el 71% de los adolescentes no sabe qué piensan sus padres de religión o política y al 75% de ellos no le han explicado cómo gestionar sus emociones.
En este sentido, Rivera alerta de que "la falta de vida familiar genera ciudadanos desconectados de la sociedad" y sin capacidad para discernir qué contenidos son adecuados o no. "No es cuestión de no hablar con desconocidos en las redes", defiende José Antonio Ruiz San Román, de la Universidad Complutense de Madrid. "La vida está llena de relaciones con desconocidos. Lo importante es saber con quién y cómo relacionarte".
FUENTE :http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/10/espana/1357840097.html