La pérdida de datos en cualquier unidad de almacenamiento interna y externa es un problema común. Si no hemos realizado copias de seguridad en unidades externas o en servicios en nube como tarea de mantenimiento regular, la situación se complica.

Y no es difícil que lo suframos teniendo en cuenta que un simple borrado accidental; un problema físico en las unidades de almacenamiento; una corrupción del sistema operativo o una infección de malware, puede acabar con nuestros preciados datos.

Además, como cualquier producto electrónico y más los dedicados al almacenamiento, su vida útil no es infinita porque los sucesivos accesos, lecturas y escrituras, o el incorrecto expulsado de la misma puede provocar errores. Afortunadamente, la mayoría de los errores no son fatales, es decir, el disco duro o la tarjeta no está “muerta” físicamente, sino que no podemos acceder a ella, los archivos han desaparecido, no tiene formato o existe un problema en la estructura de los archivos, algo bastante habitual en sistemas Windows.

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