Soy la persona más rica del mundo, pero por desgracia sólo en lo que respecta a beebcoins.
Ese es el nombre de la moneda virtual que creé para ver lo fácil que es subirse al tren.
Ese tren es propulsado por bitcoin, la moneda virtual más conocida, con un valor por unidad de unos US$400. Actualmente cada moneda virtual vale mucho menos de la mitad de lo que valía en noviembre pasado, cuando tocaron valores récord.
Y es un tren al que otras monedas como Litecoin y Dogecoin se han subido a también.
Cada día suben a bordo nuevas clases, según las cifras recogidas por el sitio de seguimiento de criptomonedas Cryptsy, que registra actualmente más de 170 monedas virtuales.
La "beebcoin" hasta tiene logo.
"La mayoría de las nuevas criptomonedas que aparecieron desde el advenimiento de bitcoin son básicamente duplicados con un nombre diferente", dice el historiador económico Garrick Hileman, de la London School of Economics.
"Debido a que el código de bitcoin está abierto cualquiera es libre de copiar y pegar el protocolo de software principal de bitcoin para crear su propia criptomoneda”, explica.
Muchas de esas monedas virtuales nuevas intentan superar a bitcoin puliendo el código de para evitar algunos de los problemas técnicos que padeceel líder del mercado, añade.
Hablar de cripto monedas alternativas, también conocidas como “monedas alternativas”, me hizo pensar en lo fácil que es crear una.
Jeff Garzik, uno de los desarrolladores principales de bitcoin, me dijo: "Es muy sencillo crear tu propia moneda. Ni siquiera hace falta saber mucho de programación".
Garzik me presentó a Matt Corallo, encargado del sitio web Coingen.io, que hace muy sencillo hacer su propio dinero.
Cómo hacerlo
El primer paso fue conseguir unas bitcoins para pagar la pequeña cuota que Corallo cobra por generar una copia del software de la moneda.
Esto resultó ser un obstáculo, ya que es difícil comprar bitcoins rápidamente. Yo quería poner alguna barrera de seguridad entre yo y el que me los vendiera, así que usé la aplicación Barclays Pingit en un teléfono inteligente para comprar monedas a través de la página web BitBargain.
Aunque su valor es fluctuante, las bitcoins se usan en muchos comercios.
Con Bitcoins guardados de forma segura en mi billetera digital, le transferí algunos a Corallo y, al igual que muchos otros cientos de personas, completé el formulario que define cómo funcionaría mi moneda, ahora apodada beebcoins ("beeb" es el nombre con el que llamamos cariñosamente a la BBC).
Decidí que habría un máximo de 21 millones de beebcoins, elegí una abreviatura (BBC), un logo e hice algunas elecciones sobre las entrañas técnicas del sistema Beebcoin.
El siguiente paso fue instalar el software en varios ordenadores y luego conseguir que intercomunicaran para formar la pequeña red necesaria para fabricar las monedas. Por definición, las criptomonedas funcionan en estructuras de comunidad, y resulta que tengo suficientes ordenadores en casa - siete la última vez que las conté- como para formar esa comunidad y empezar a excavar en la mina virtual.
Coingen ofrece poco soporte técnico, así que recorrí la web en busca de ayuda y encontré una lista de pasos a seguir.
Escribí comandos en la línea de comandos, conecté las máquinas entre sí, armé la red de mi casa y puse cada una a hacer complicados cálculos matemáticos para generar monedas.
A los 20 minutos apareció el primer mensaje diciéndome que habían sido creadas algunas monedas. Lamentablemente, eso no significaba que podía empezar a transferirlas o compartirlas de inmediato. En cambio, las beebcoins tenían que "madurar". Los equipos tenían que completar mucho más trabajo antes de que la excavación diera sus frutos.
Gasto
En total, las máquinas tardaron seis horas a plena velocidad en completar el trabajo necesario para obtener esas monedas. Ahora tengo miles de ellas. Me pregunto cuánto gasté en electricidad para hacerlas...
Se me ocurrió entonces que si quería convertir las beebcoins en una moneda real iba a necesitar mucho más que ordenadores. Hacía falta un trabajo de marketing para que la gente valorara la moneda y me ayudara con más ordenadores o incluso dinero en efectivo real.
También iba a necesitar personas con más habilidades de programación que las mías para añadir darle un aspecto más amigable al sistema generador de efectivo virtual.
El duro trabajo que da ir más allá de lo básico fue expuesto por el sitio de noticias tecnológicas Ars Technica, que creó su propia criptomoneda: las Ars Coins. Para ello reclutó a unos pocos desarrolladores y aun así tuvo problemas cuando lanzó la moneda a sus lectores. Fue difícil resolverlos y lograr que la gente las comprara.
Pero incluso así, la única recompensa que pudo ofrecerles fue darles iconos especiales en los mensajes que enviaban a los foros de discusión de la revista.
En mi caso, la experiencia me hizo comprender mejor cómo funcionan las monedas virtuales y por qué algunas fracasan y otras tienen éxito. El valor de estas monedas virtuales se basa, al igual que las cosas reales, en lo que la gente está dispuesta a pagar.
Es tal vez por eso que muchas de estas monedas giran en torno a una comunidad en línea, cuyos miembros invierten en esa idea y premian el buen comportamiento de los otros miembros.
Por el momento, las beebcoins tienen cero valor monetario, a menos que haya alguien por ahí que quiera quitármelas de las manos. Escucho ofertas.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/05/140425_tecnologia_monedas_virtuales_bitcoin_beebcoin_rg