A partir de ahora, las páginas de apuestas deberán ofrecer suficiente información al consumidor y establecer un riguroso sistema de registro, que permita verificar su identidad, edad y asiduidad en el juego. Los operadores deberán ofrecer a los jugadores la posibilidad de fijar límites a su volumen de apuestas e incluso de autoexcluirse voluntariamente del juego. Y ofrecer una línea de asistencia a la que el jugador pueda acudir en caso de que detecte un problema de ludipatía.
La publicidad de las apuestas deberá ser “socialmente más responsable y transparente”, reclama la Comisión. Por ejemplo, “no se deberán hacer afirmaciones infundadas sobre las posibilidades de ganar ni sugerir que el juego puede resolver problemas financieros, sociales, profesionales o personales”
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