"Aseguren los datos", esa es la llamada de atención que todo director de seguridad (CSO en sus siglas en inglés), o director de seguridad de la información (CISO) deben escuchar, 24 horas al día, 7 días a la semana y 365 días al año, proveniente de su director ejecutivo, sus clientes y socios. En el siglo XII la metodología empleada en la salvaguardia de la información valiosa pasaba por su custodia en seguras fortificaciones de altos muros, diseñados para resistir las embestidas de las catapultas y demás armas de asedio. Más adelante llegaron sistemas más sofisticados de asalto a través de catapultas del tipo trebuchet, que revolucionaron los procedimientos en las técnicas de asalto a fortificaciones hasta entonces conocidas.
Estos son los conceptos que empleé en noviembre de 2012 en el arranque de mi trabajo Christopher Burgess (Global) - Secure the Data! Big Data Analytics Can Help, y aquí estamos unos seis meses después y el panorama ha variado ya sensiblemente con respecto a lo que llamamos Big Data. Pero lo que no ha cambiado es la inminente necesidad de herramientas analíticas que puedan realizar las tareas más arduas a la vez que complejas. Ya no son los petabytes, el eslabón más alto en la escala de capacidad -hoy en día las empresas están generando petabytes de datos sobre la marcha. Nos dirigimos hacia la necesidad de bailar con los zettabytes (como Wikipedia informó en abril de 2012, ningún sistema puede aún realizar el baile zettabyte).
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