A diferencia de lo que ocurre con Linux, el sistema operativo de Microsoft, Windows, está pensado para no modificarse. Microsoft distribuye su sistema operativo tal como considera la compañía que está preparado para funcionar sin problemas, y no solo complica toda tarea de modificación, sino que, además, va en contra de los términos de licencia del sistema operativo. A pesar de ello, hay usuarios que crean sus propios Windows desatendidos, tanto para uso personal, como para compartirlos por Internet. Y es aquí cuando empiezan los problemas.
¿Qué es lo que modifican los usuarios de Windows? nos preguntaremos. Generalmente, todas estas versiones modificadas de Windows se centran en tres cosas. La primera de ellas es activarlo con una licencia pirata o un activador. La segunda es quitar componentes y programas de los que instala Microsoft por defecto. Y la tercera de estas cosas es instalar sus propios programas. Lo que no sabemos, y no nos dicen, es que, a menudo, también suelen incluir otro tipo de elementos, como malware o puertas traseras, que ponen en peligro la seguridad de los usuarios.