El acoso escolar es una realidad en el día a día de los menores que, a través de la tecnología, va más allá de las paredes del aula. Casi un 21 % de los casos de bullying se producen a través de canales digitales, según datos de la Fundación ANAR de 2016. Por ello, es esencial tener claras sus consecuencias y, sobre todo, las medidas más idóneas para prevenir el ciberbullying y frenarlo.
Ciberbullying: ¿por qué es tan peligroso?
Problemáticas como el acoso escolar convierten la vida de niños y adolescentes en un auténtico infierno. Aunque no existen perfiles y cualquiera puede sufrir y ejercer bullying, hay personas especialmente vulnerables por razón de sexo, origen, orientación sexual, rasgos físicos, aficiones o habilidades sociales, entre otros.
La inmersión de los menores en el mundo digital es positiva en numerosos aspectos, pero también tiene consecuencias perjudiciales como el surgimiento de casos de ciberbullying. En estos casos, los acosadores utilizan herramientas tecnológicas para intimidar a sus víctimas, siendo el teléfono móvil la principal vía. Según un estudio de Ipsos Global Advisor, uno de cada dos casos de ciberbullying se produce a través del smartphone (47%), seguido de otros canales como las redes sociales (44 %), sistemas de mensajería online (42 %), chats (29 %), correo electrónico (25 %) y otro tipo de páginas web (18 %).
Todos los tipos de acoso son muy dañinos, pero el ciberbullying tiene algunas características que lo hacen muy peligroso:
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