32M (Three Square Market) ha iniciado un programa piloto de empleados voluntarios interesados en ser biohackeados.
El implante de un chip RFID en la mano permitirá hacer de todo en la empresa, desde abrir las puertas de acceso, usar las fotocopiadoras, la autenticación en ordenadores, el desbloqueo de móviles, intercambio de tarjetas de visita o compras en las oficinas centrales de 32M en Wisconsin.
El chip también almacenará información médica/salud y otros datos personales y profesionales del empleado. Los riesgos para la privacidad son evidentes porque el chip incluye GPS y -en teoría- puede registrar cualquier movimiento 24/7. También de seguridad, porque ya hemos visto hackeos que habrá que solventar.
El CEO de 32M promete que no se realizará ningún tipo de seguimiento y enmarca el programa en el uso de tecnologías avanzadas que están más cerca del uso masivo que lo que podemos pensar. Algunos empleados son reacios al implante de un chip con estos propósitos, pero otros están entusiasmados con la prueba que será posible en colaboración con la firma sueca especializada BioHax Internacional.
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