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La utilidad del formato PDF es indiscutible, pero sus problemas de seguridad tampoco admiten discusión. Y esto no es una crítica al formato, claro, ocurre lo mismo que con los documentos de Microsoft Office, algunas de sus funciones pueden ser empleadas con fines malintencionados, y el principal problema de seguridad pasa por la descarga u obtención, por cualquier medio, de documentos de los que desconocemos el origen.
El ejemplo más claro de ello lo encontramos en el malware que se difunde por correo electrónico, apelando a la curiosidad del usuario. No debe quedar ya nadie sobre la faz de la Tierra que no haya recibido un correo electrónico con un documento en formato PDF, Docx o Xlsx, de un remitente desconocido y con una factura o un presupuesto que, por supuesto, no esperamos. O también puede ser un supuesto listado de contraseñas u otros ganchos similares, suficientemente tentadores para que algún usuario incauto caiga en el engaño y lo abra, dando paso así al malware en su sistema.