-Que lleve PFC activo. El acrónimo PFC significa Corrección del Factor de Potencia y se realiza mediante un controlador ubicado en la propia fuente que intenta que la potencia que entra sea lo más limpia posible, que las ondas de corrientes sean correctas y que la potencia real que consume la fuente sea lo más similar a la potencia aparente que ésta suministra. Este factor se suele expresar como un número con un decimal e indica un %, es decir, una fuente con un PFC de 0.75 significa que su factor de potencia es de un 75%. Las infames NOX Urano, por ejemplo, son fuentes construidas sin ningún tipo de PFC, ya sea pasivo o activo.
-La eficiencia energética. En todo circuito eléctrico hay una parte de la energía consumida que no es utilizada por el sistema sino que se transforma en calor por el rozamiento de los electrones en las paredes de los conductores, lo que se traduce en un aumento del consumo total dado que se ha de suministrar mayor potencia de la que realmente se requiere. La eficiencia de una fuente de alimentación se mide en un % que indica cuánta potencia de la que sale de la toma de pared es realmente aprovechada por el sistema. Por ejemplo, una fuente con una eficiencia del 80% es capaz de transformar un 80% de la energía que consume en potencia real, siendo el otro 20% disipado en calor. Por tanto, cuanto mayor sea la eficiencia de la fuente, menor será el consumo desperdiciado de nuestro sistema y menor, por tanto, la factura de la luz.
Ahora está de moda el hacer pasar a las fuentes por las certificaciones 80+, lo que indica que la fuente tiene como mínimo una eficiencia energética del 80% entre el 20 y el 100% de carga del sistema que hace funcionar. Aunque esto en teoría está muy bien, hay bastantes fabricantes que son tan avispados que hacen pasar a sus fuentes las pruebas de certificación del estándar a una temperatura de 25 ºC que, si bien es la reglamentaria por ECOS & EPRI, no suele parecerse demasiado a la temperatura real de una fuente, especialmente aquellas que no tienen acceso a una toma de aire directa al exterior de la caja donde van montadas. Dado que el aumento del calor genera a su vez un aumento de la resistencia en un circuito eléctrico, se da bastante el caso que una fuente que en teoría tiene una eficiencia de 80%, en realidad la tiene del 75% o menor en circunstancias reales.
Ya que estamos con el tema, para fuentes conectadas a corrientes de 230 V:
80+ indica una eficiencia mínima del 80% en cargas del 20, 50 y 100%
80+ Bronze indica una eficiencia mínima del 81% al 20%, 85% al 50% y 81% al 100%
80+ Silver indica una eficiencia mínima del 85% al 20%, 89% al 50% y 85% al 100%
80+ Gold indica una eficiencia mínima del 88% al 20%, 92% al 50% y 88% al 100%
80+ Platinum indica una eficiencia minima del 90% al 20%, 94% al 50% y 91% al 100%
-Que lleven OCP en todos los raíles. El acrónimo OCP significa Protección Contra Sobre Tensión y es un fusible que impide que, en caso de fallo catastrófico de la fuente (un corto interno, por ejemplo) ésta no genere una subida de tensión que destruya más componentes con una subida de amperaje que los fría. Hay fabricantes que anuncian esta característica pero luego no lo incluyen en todos los raíles de la fuente para abaratar los costes de fabricación. Ojo que el OCP solo funciona para fallos de la fuente; en caso de subidas de tensión externas a la misma, éste no funciona.
El OCP también se encarga de controlar la intensidad de corriente que suministra cada canal, de manera que si se sobrepasa un límite, la fuente se apague antes de que sufra daños.