Si bien es cierto que el absentismo laboral se está reduciendo a pasos agigantados, desde Evolucion 21 se advierte de una práctica que puede crear incluso más problemas que el absentismo: el presentismo laboral.
El miedo a perder el trabajo en la situación actual de crisis económica ha hecho que se reduzca de un modo muy significativo el índice de absentismo laboral. Las bajas laborales continuadas, la ausencia en el trabajo por una horas, etc, se están reduciendo cada vez más, ya que los trabajadores saben de la difícil situación del mercado laboral y ya no se arriesgan a ser despedidos por estos motivos. Sin embargo, según Evolucion 21, consultora de formación y desarrollo de capital humano, una amenaza aún más peligrosa, por su difícil detección y por la merma de la productividad que implica es el llamado presentismo laboral.
El presentismo laboral es cuando el empleado está «presente» en su puesto de trabajo, pero «ausente» en sus funciones. «La crisis ha multiplicado el número de trabajadores que practican el llamado presentismo laboral, por el miedo a perder el trabajo, al igual que el empleado no se arriesga a estar de baja, acude el trabajo pero con falta de motivación y haciendo más horas en el puesto de trabajo para proyectar una imagen más positiva, cuando esas horas extra no implican que se trabaje más», comenta Alicia Jiménez, Socia Directora de Evolucion 21. Si bien el empleado que hace más horas que otros para aparentar que tiene un volumen de trabajo mayor, es algo usual, en época de crisis económica el «hacerse notar» se multiplica más y «los hay que simplemente aparentan», añade Jiménez.
Existen varios tipos de presentismo. Uno es el ya comentado de alargar la jornada laboral innecesariamente por el mero hecho de aparentar. Otro tipo es el que practica aquel trabajador que para ensalzar sus funciones, tarda más tiempo en resolver los problemas, cuando, a lo mejor, puede hacerlo en poco tiempo. De este modo, realza las funciones que desempeña porque les añade un componente de dificultad y esfuerzo que en realidad no existe. Y, por último, estaría el presentismo del empleado que se queja constantemente del volumen de trabajo que tiene, cuando, en realidad, su productividad es muy baja.
Lo más importante es saber detectar estos casos de presentismo. Para ello, el directivo tiene que evaluar los resultados individuales del trabajador, no en equipo, porque es muy posible que los compañeros de los «presentistas» se estén cargando con el trabajo de estos. Por otro lado, es importante la gestión de la motivación en los empleados, para evitar situaciones de este tipo en las que, por falta de motivación, el trabajador ha dejado de desempeñar su trabajo correctamente.
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