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Foros Generales => Foro Libre => Mensaje iniciado por: Senior++ en 4 Diciembre 2016, 21:44 pm



Título: Vegetarianismo y ocultismo
Publicado por: Senior++ en 4 Diciembre 2016, 21:44 pm
l texto Vegetarianismo y ocultismo, escrito por C. W. Leadbeater, data de 1903. A pesar del tiempo transcurrido, sus razonamientos y conclusiones no sólo siguen tan vigentes como ignorados por mucha gente, sino que han adquirido mayor significación y protagonismo.

No en balde, desde entonces, el maltrato a los animales para su consumo humano ha aumentado notablemente:

+En crueldad: con explotaciones ganaderas y avícolas convertidas en auténticos campos de concentración, donde los animales son sometidos a toda clase de vejaciones y fechorías (cautiverio de por vida en instalaciones cerradas, cambios de ciclos biológicos mediante el uso de luz artificial, tratamientos químicos y hormonales para su crecimiento y engorde, etcétera).

+En cuantía: en 1903, la población de planeta era de 1.650 millones de personas, frente a los 7.475 millones de la actualidad, es decir, se ha multiplicado por 4,5, con el consiguiente incremento del número de animales sacrificados diariamente para alimento humano. Además, en las últimas décadas, para bajar el precio del consumo, se produce muchas más carne en condiciones espantosas para los animales.

Para tener una idea aproximada a cerca del volumen de esta matanza de animales, se puede acudir a los datos oficiales de sacrificio de ganado en España para el año 2015:
http://www.mapama.gob.es/es/estadistica/temas/estadisticas-agrarias/ganaderia/encuestas-sacrificio-ganado/

Atendiendo a los mismos, el número de animales sacrificados se elevó a un total de 59.851.652 para las categorías de bovino, ovino, caprino, porcino y equino; en lo relativo a aves, la cifra fue de 357.882.000; y en cuanto a conejos, 26.560.000. Todo ello representa un total anual de 444.303.662 animales. Habida cuenta de que la población española, a 31 de diciembre de 2015, era de 46.524.943 habitantes, el consumo medio anual fue de ¡9,55 animales por persona!

Extrapolando lo anterior a escala de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá (conjuntamente, 862,5 millones de habitantes), la matanza anual asciende a 8.237 millones de animales. Y dado que los territorios reseñados suponen sólo el 11,5 por 100 de la demografía mundial, si bien en los países denominados subdesarrollados el sacrificio y consumo de animales es drásticamente inferior, se puede estimar en no menos de 30.000 millones la cifra de animales (bovino, ovino, caprino, porcino, equino, aves y conejos) sacrificados anualmente a nivel mundial. Es decir, la humanidad mata cada año, para consumir su carne, a un número de animales que multiplica por cuatro la propia población humana.

Volviendo al texto de Leadbeater, es posible acceder a sus 18 páginas a través de este enlace: http://www.consciouslivingfoundation.org/ebooks/Span14/Leadbeater%20-%20Vegetarianismo%20y%20Ocultismo.pdf

Se ofrece a continuación una apretada síntesis de sus principales contenidos, en los que las razones a favor del vegetarianismo se clasifican en dos grandes categorías –las de índole física u ordinaria y las de carácter oculto o secreto- y, dentro de cada una de ellas, en razones egoístas, de un lado, y éticas o no egoístas, de otro.

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1. Planteamiento

Existen muchas razones en favor del vegetarianismo consideradas en el orden físico, que se presentan claras y visibles a los ojos de cualquiera que se tome la molestia de examinar este asunto. Además, junto a ellas, también hay razones ocultas o secretas.


2. Razones físicas u ordinarias

Las primeras, las razones físicas u ordinarias a favor del vegetarianismo, pueden ser subdivididas en dos clases: las que son de orden pura y absolutamente físico y, por decirlo así, egoístas; y la las que pueden considerarse como de orden ético y no egoístas, relacionadas con los deberes de cada persona para con los demás.

a) Razones egoístas

1º Los vegetales contienen una mayor suma de alimento que una cantidad igual de carne.

2º Un gran número de graves enfermedades proceden de la detestable costumbre de devorar cuerpos muertos (Nota: en el caso de las terneras, el horripilante mercado de matanza de crías casi recién nacidas, va acompañado del consumo humano de leche, que es altamente tóxica para aquellos que la ingieren).

3º El organismo humano no es por naturaleza carnívoro y, por tanto, este horrible alimento no es adecuado para la nutrición del hombre.

4º Las personas son más vigorosas y mejores si se alimentan exclusivamente de vegetales.

5º El comer cadáveres incita a la bebida y fomenta las pasiones animales en el ser humano.

6º La alimentación vegetal es más barata y más sabrosa que la de la carne.

b) Razones no egoístas o éticas

1º El gran pecado de matar innecesariamente los animales. Toda esta matanza es completamente innecesaria. La destrucción de la vida es siempre un crimen. Puede darse, sin embargo, el caso en que dicha destrucción sea el menor de dos males; pero aquí no existe necesidad alguna ni nada que la justifique, puesto que sólo es debida al egoísmo y codicia de aquellos que ganan dinero con la agonía de los animales, satisfaciendo el pervertido gusto de los que son bastante depravados para apetecer tan inmundo alimento.

2º Otro punto importante que debe también tenerse en cuenta es el que se refiere al modo inhumano de transportar los pobres animales, y la crueldad que con frecuencia se despliega al sacrificarlos.

3º Debemos hablar también aquí de otro punto referente a la iniquidad que se comete al ser causa de la degradación de los demás. Si tuvieseis que emplear por vosotros mismos el cuchillo o el hacha para matar al animal antes que pudieseis alimentaros con su carne, comprenderíais al momento la repugnante naturaleza de semejante acto y, probablemente, muy pronto rehusaríais ejecutarlo. ¿Quisieran asimismo las delicadas señoras, que devoran sanguinolentos bistecs, ver que sus hijos ejercen de matarifes? Si no es así, no les asiste entonces derecho alguno para colocar en manos de otros hijos de madre tan repugnante labor.


3. Razones secretas u ocultas

Son razones a favor del vegetarianismo referidas tanto a nosotros mismos y a nuestro desarrollo como relacionadas con el gran esquema de la evolución y nuestro deber hacia ella. Y podemos clasificarlas, igualmente, en egoístas y éticas o no egoístas, si bien en un nivel mucho más elevado que el anterior.

a) Razones egoístas

Existen diferentes planos en la naturaleza, así como en el vasto mundo invisible que nos rodea. Y el ser humano posee en sí mismo materia perteneciente a todos estos elevados planos, de suerte que está provisto de un vehículo que corresponde con cada uno de ellos, por medio de los cuales puede obrar y recibir impresiones. ¿Pueden estos elevados vehículos ser afectados en algún modo por el alimento que entra en el cuerpo físico con el cual están ellos tan estrechamente unidos? No cabe duda de que debido a esta estrecha conexión, así sucede. La materia física del hombre está en estrecho contacto con la materia astral y mental del mismo, tanto que hasta cierto punto cada una de ellas es una contraparte de la otra. La persona que se construye un cuerpo físico grosero e impuro se construye también, al mismo tiempo, un cuerpo astral (emocional) y mental de esta misma naturaleza.

Existe una gran diferencia entre el ser humano que nutre su vehículo físico con materiales puros y el que se alimenta de impura y marchita carne. Y esta diferencia afecta su propia evolución.

b) Razones no egoístas o éticas

Hay, además, el lado antiegoísta de esta cuestión, el cual es mucho más importante y se refiere a los deberes del ser humano para con la naturaleza.

Los animales son nuestros hermanos, aunque son hermanos más jóvenes, y a nosotros no nos asiste derecho alguno para disponer de sus vidas con el fin de satisfacer nuestros pervertidos gustos; no tenemos derecho alguno a causarles indecibles sufrimientos y una lenta agonía sólo para gratificar nuestra degradada y detestable sensualidad. Con nuestro mal llamado "sport" y con nuestras matanzas en gran escala, hemos llevado las cosas a un punto en que todos los animales huyen a nuestra vista. Por efecto de nuestro inhumano modo de proceder, fluye constantemente sobre nosotros una corriente malsana; se produce un efecto que sólo podríais comprender si os fuese posible percibirlo con la visión de los planos superiores. Cada uno de esos animales, que tan bárbaramente sacrificáis, tiene sus peculiares pensamientos y sentimientos con respecto a ese cruel acto; y siente horror, pena e indignación, así como una intensa aunque inexplicable percepción de la iniquidad que con él se comete. Toda la atmósfera que nos rodea está saturada de estas corrientes de angustia y dolor.

En la atmósfera existen constantemente sensaciones de terror sin causa que las justifique. Muchos de vuestros hijos sienten miedo, al parecer sin motivo alguno; están poseídos de terror sin saber por qué; tienen miedo en la oscuridad o cuando por algunos momentos se les deja solos. Existen poderosas fuerzas en torno nuestro de las cuales no podéis daros cuenta, ni podéis comprender que proceden del hecho de que toda la atmósfera está saturada de la hostilidad de los animales sacrificados.


4. Conclusiones

Hagamos cuando menos el experimento; no queramos ser cómplices de esos repugnantes crímenes; esforcémonos todos en nuestro reducido círculo para hacer que llegue cuanto antes la hermosa era de paz y de amor que es el deseo más ardiente de todo ser humano de corazón verdaderamente noble y generoso.

Debemos ser puros; nuestros pensamientos, acciones y alimento deben ser puros. Y por medio del ejemplo y por medio de la palabra, debemos difundir el evangelio del amor y compasión hacia toda criatura viviente y poner fin, de una vez, al reinado de la brutalidad y del terror.