Un fallo en las conexiones inalámbricas de tipo WiFi, según un reciente estudio de seguridad, permite a los atacantes inyectar software malicioso en la memoria interna, así como comprometer su estabilidad y correcto funcionamiento. El problema, según la información que traslada la OSS-Security, es que este fallo de seguridad afecta por igual a los sistemas operativos Windows, Linux y Android; y por tanto a sus usuarios.
¿Qué significa que puedan inyectar en nuestro dispositivo archivos maliciosos? Básicamente, que el WiFi se convierte según esta vulnerabilidad en la puerta de acceso, casi sin restricciones, a cualquier tipo de ataque sobre nuestro dispositivo y nuestros archivos. La vulnerabilidad que afecta a “wpa_supplicant” aprovecha un fallo sobre la información SSID de una red WiFi, permite la lectura y escritura de datos en la memoria de un dispositivo. Precisamente por esto es más grave que HeartBleed, que sólo permitía leer contenido almacenado en la memoria.
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