Barack Obama estableció en enero que los problemas de Internet no debían ser explotados por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Pero señaló una excepción tan amplia como polémica: los espías estadounidenses podrán indagar en los fallos informáticos para prevenir un delito o proteger "la seguridad nacional".
El presidente tomó la decisión a mediados de enero al revisar las normas por las que se rigen los miembros de la NSA. Pero la Casa Blanca no la ha desvelado hasta esta semana, cuando desmintió que los miembros de la agencia hubieran creado o explotado 'Heartbleed': el agujero informático que ha obligado a cambiar sus contraseñas a millones de usuarios de Internet.
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