Instagram está caído a nivel mundial y los usuarios entran en pánico

Aquí juega mucho los intereses e inclinaciones personales (personalidad en toda dimensión).
Es cierto que las redes sociales (en general), canalizan y fomenta el llamado narcisismo cibernético o modernista; muy adictivo, por cierto.
Por otro lado, y sin los excesos, es una vía de comunicación y entretenimiento, de los que fomenta la amistad y las relaciones interpersonales en general. Dejo a un lado el mal uso de los propietarios de estos sitios y sus intereses (oscuros y ya archiconocidos).
Según se sea, como todo en la vida, y la postura que se adopte.
De hecho, dice mucho del perfil psicológico de un ser humano, y de lo que realmente es (más allá de lo que pretende mostrar y hacer creer, creciéndose en esos delirios); si alguien sabe mirar y tiene el conocimiento.
Por ejemplo:
Puedo aseverar que Machacador es hombre de muchos amigos; de diversas culturas, y estratos sociales. Su personalidad es de tendencia espontánea, cálida, carismática, y diáfana; lo que le granjea un éxito en ese campo y en otros de índole social. Se muestra honesto y franco, y siempre bienintencionado, con los recursos que posee (entiéndase conocimientos, experiencias, etc.). Es capaz de mostrar empatía y respetar los cánones sociales, aunque no represente sus intereses directamente.
Sería interesante ver su cifra de amigos en Facebook; muy divertidas deben ser sus fotos en Instagram. Se le da bien..., y lamenta con franqueza (el sentimiento es legitimo y al parecer correspondido), el no poder contactarlos.
Observación: la caída está dada por una sobresaturación del servicio (usuarios tratando de acceder). Pudiera haber algún ataque oculto. Pero esto dice, de por sí la aceptación y respaldo a estas redes. Y… la tendencia en las relaciones interpersonales a nivel mundial.
Por supuesto, no es la norma, y existen los solitarios “resentidos”. Porque, es un hecho psicológico; el resentimiento hacia estas redes, viene por lo que “irrita” a nivel personal, las relaciones sobredimensionadas de los otros (éxitos, reconocimiento, popularidad, belleza, logros…), ciertos o falsos; y sus pavoneos pretenciosos (pero disfrutables, según parece…). Si no irrita... deprime. Esto está demostrado en estudios al respecto.
No estoy haciendo apología de estas redes.
En mi caso, no cambiaría la compañía de mi gato, por un “like” de Facebook (aunque si cotilleo un poco, y busco información de personas de interés). Soy más de las cosas sencillas de la vida, y tangibles a mi alcance. Nunca creería tener de “amigos” a mil o dos mil personas; los pocos que tengo, trabajo me han costado (pero buenos, reales y a prueba, según conceptos antiguos). Ni menciono mi criterio sobre privacidad.
Pero… cada cual a lo suyo, y a vivir lo más feliz que se pueda, según la apreciación.