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Autor Tema: "Tercera Guerra Mundial" y "una pistola en la cabeza": la enésima provocación polaca  (Leído 4,666 veces)
El_Andaluz


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"Tercera Guerra Mundial" y "una pistola en la cabeza": la enésima provocación polaca
« en: 26 Octubre 2021, 02:30 am »



Polonia cree que la Comisión Europea negocia con ellos "poniendo una pistola en su cabeza", que se está saltando las normas y el Estado de Derecho y que si activa el llamado mecanismo de condicionalidad, que permitía congelar los fondos comunitarios a Varsovia o Budapest por sus reiterados ataques al imperio de la ley, empezará "la tercera guerra mundial". Si lo hacen, ha afirmado este lunes en una entrevista en 'Financial Times' el primer ministro Mateusz Morawiecki, "defenderemos nuestros derechos con todas las armas de las que disponemos".

La retórica bélica, las comparaciones fuera de lugar (Hungría lo hizo este domingo trazando un paralelo entre la Comisión y la URSS), el ruido, han recibido la callada por respuesta. Las instituciones europeas han optado por ponerse, al menos en las primeras horas, de perfil. Hubo un debate específico sobre el tema el pasado jueves en el Consejo Europeo, entre los líderes de los 27, y allí Ursula von der Leyen ya dijo lo que tenía que decir. Como hizo en la víspera ante el pleno de la Eurocámara. Entrar ahora al trapo, explican fuentes comunitarias, serviría de poco.

Bruselas y Varsovia llevan meses, años, negociando y peleando. A veces en público y a veces, las más, en privado. El arsenal a disposición de las instituciones comunitarias es muy limitado, porque más allá de los procedimientos de infracción, los recursos ante el Tribunal de Justicia de la UE y el 'botón nuclear', el Artículo 7 de los tratados (que permite en última instancia dejar a un país incluso sin voto en el Consejo, pero que requiere una unanimidad que Hungría impide) no hay gran cosa. O no la había. Desde enero de este año está aprobado ese mecanismo de condicionalidad, que permitirá congelar fondos de quien no respete el estado de derecho. Y además, la Comisión tiene bloqueado el Plan de Recuperación polaco, el documento necesario para poder optar a 36.000 millones de euros de emisión comunitaria para paliar los efectos del Covid. Así que ahora la pelea ha llegado a lo importante y lo efectivo, al dinero, y eso lo cambia todo. De ahí la incontinencia verbal polaca.

Morawiecki está jugando un papel. El mensaje de los líderes estos días ha sido que hay que encontrar una solución, que no puede haber un desafío al orden jurídico continental. No quieren pelea y abogan por un compromiso. El primer ministro lo sabe y trata de elevar su posición negociadora al máximo antes de las cesiones. En la entrevista con el diario británico usa grandes palabras e imágenes, amenaza, advierte. Pero también da pistas. Su precio empieza por algo muy concreto: que la UE dé marcha atrás y retire la petición de que haya una multa diaria a Polonia hasta que haya implementado de verdad todas las sentencias del TJUE sobre independencia judicial. "Esta sería la cosa más sabia que puedan hacer, no se habla con una pistola en la cabeza. Esta situación crea una relativa falta de apetito por cualquier otra acción", dice Morawiecki.

Es una petición clara y concreta, como su oferta en realidad. "Ahora mismo estamos en el proceso de ultimar los detalles de la legislación y buscando una mayoría para esto", dice en la entrevista. "La legislación se está cocinando, y durante las próximas semanas, creo que hasta fin de año a más tardar, presentaremos esta legislación y seguiremos adelante con el procedimiento", apunta entre mucho ruido. Quid pro quo.

La Comisión tiene un papel delicado. La presidenta Von der Leyen cree que no ha recibido el apoyo suficiente de los jefes de Estado y de Gobierno. Entiende los recelos de Charles Michel, presidente del Consejo Europeo y organizador de la cumbre, que teme un debate muy tóxico y prefería evitar roces, pero al mismo tiempo exige respaldos para poder ir al choque si es necesario. Dicho eso, no quiere convertir la cuestión en una lucha en el barro, porque no es su estilo, ni el de la Comisión, y porque allí tiene poco que ganar. Su sistema son las normas, los abogados y las negociaciones eternas. De aquí que no hubiera hoy una respuesta a la boutade de la tercera guerra mundial, especialmente delicada cuando se traza el símil entre un polaco y una alemana. "La UE es un proyecto que ha contribuido de forma muy exitosa al establecimiento de una paz duradera entre sus estados miembros, no hay lugar para pensar en guerras entre estados o entre ellos y las instituciones que son comunes y compartidas ni para esa retórica", se limitó a decir Eric Mamer, portavoz jefe de la Comisión.

Es inevitable que en los próximos días haya comentarios, pero Bruselas quiere conservar el ritmo, no jugar con las reglas polacas. De ahí el silencio impuesto hoy a todos los niveles. La salida es muy complicada tanto legal como políticamente. La posición de Morawiecki y el PiS deja muy poco margen a la Comisión, pero si algo ha enseñado una década de crisis es que no se puede acorralar a un Estado Miembro, porque los resultados inesperados, e indeseados, están a la orden del día. En forma de referéndums como el griego, rupturas como la británica o enquistamientos como el húngaro. Y es un fenómeno contagioso e incontrolable.

El dinero es un arma poderosísima y la ley parece clara y juega a favor de las instituciones, que tienen que medir muy bien cada paso. "Obtendremos este dinero tarde o temprano. Cuanto más tarde lo obtengamos, más sólida será la prueba de que existe este tratamiento de discriminación y dictado por parte de la Comisión Europea", lamentó en la entrevista el premier, en una intervención que casi parece tener más una audiencia nacional que internacional. Si Polonia no cumple las leyes y además declara que el TJUE no tiene la última palabra no puede acceder a fondos europeos. Sería la destrucción de lo conseguido durante décadas. Así que tiene que haber una escalada. Los incentivos perversos de ceder ahora, aunque sea poco o en cosas muy concretas, son evidentes, pero los compromisos a la vista así lo exigen. Es difícil de tragar y de articular, pero casi todo parece posible, e incluso agradable, si se compara con la alternativa de la 'guerra mundial'.


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