El estruendo de las bombas que cayeron este domingo sobre el norte sirio e iraquí sonó como la traca de inicio de una campaña electoral. Con el anuncio de su bombardeo sobre posiciones de la milicia kurdoturca PKK, y de su rama siria, Ankara mandó también un mensaje político, una semana después del sangriento atentado que segó la vida de ocho personas en el corazón de Estambul: "¡Hora de rendir cuentas! Esos sinvergüenzas están pagando por sus traicioneros ataques", declaró Defensa.

El PKK había negado la autoría de la matanza acaecida en la calle Istiklal el domingo de la semana pasada, que ningún grupo ha reivindicado. Tras la explosión, la investigación policial arrojó rápidamente datos y arrestos: más de un centenar de personas han sido detenidas en conexión con el ataque, cinco de ellas en Bulgaria. Entre ellas se encuentra Ahlam Bashir, una joven siria de 23 años que según la prensa turca confesó haber dejado el artefacto explosivo y haber activado el detonador.

El Gobierno vinculó rápidamente a la principal acusada con las milicias kurdosirias, que a menudo operan bajo mando de miembros del PKK. Turquía y esta organización, considerada "grupo terrorista" en múltiples países y en la UE, están en guerra desde hace casi cuatro décadas. En contra del criterio turco, EEUU se apoyó en fuerzas kurdas para vencer al Estado Islámico, de forma que, gracias a ello y al repliegue estratégico del Gobierno sirio, una franja del norte de Siria está controlado por ellas.

El domingo, de acuerdo con fuentes militares turcas, al menos 89 posiciones en manos del PKK y sus aliados sirios fueron atacadas en Irak y Siria. "81 objetivos en la primera fase y otros ocho esta mañana, incluidos refugios, búnkeres, cuevas, túneles, depósitos de municiones y los llamados cuarteles generales, así como campos de entrenamiento pertenecientes a terroristas que amenazan nuestro país, la nación y la seguridad fronteriza fueron destruidos", detalló el Ministerio de Defensa en su comunicado.

Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, apareció en un vídeo oficial dando las órdenes para iniciar el ataque. "Kobane, la ciudad que derrotó al Estado Islámico, está siendo sujeta a un bombardeo de las fuerzas de ocupación", publicó en Twitter Farhad Shami, uno de los portavoces de la fuerza kurdoárabe a la que pertenece el PKK. Según Shami, algunos de los bombardeos tuvieron lugar en pueblos densamente poblados, en las provincias de Alepo, Raqqa y Hasaka.

También cayeron proyectiles en Tel Rifat, una localidad que alberga campos de desplazados de Afrín, la región noroccidental que Turquía ocupó en 2018 tras hacer retroceder a las fuerzas kurdas. Entre las zonas castigadas, además de Siria, estuvieron el monte iraquí de Sinyar, santuario de la minoría yasidí, y la sierra de Kandil, donde se cree que se esconde el aparato central del PKK. Fuentes kurdas no revelaron el número exacto de víctimas mortales de aquellos ataques. Se estima que superaron la decena.

En un comunicado, las fuerzas kurdosirias consideraron que los turcos "se han preparado por un largo tiempo para un ataque a gran escala sobre las regiones del norte y el este de Siria, especialmente tras el montaje de la bomba de Estambul para usarla de pretexto para amenazar nuestras áreas". Prometió represalias. Por la tarde, medios turcos informaron de que un soldado turco y dos agentes de las fuerzas especiales de la Policía resultaron heridos en la frontera por cohetes lanzados desde zona kurda.

Turquía bautizó la ofensiva como Garra-Espada. Aunque calificó de "exitosa" la operación, y abogó por seguir "luchando contra el terrorismo" con "determinación hasta que el último terrorista sea eliminado", no precisó qué alcance tendría aquella intervención. Es decir, si se trataba de una ola de ataques en respuesta al atentado de Estambul o, como denuncian los kurdos, pretendía ser el disparo de salida de otra operación militar, similar a las tres previas que ha emprendido en Siria.

Con esta duda en el aire, la realidad es que las portadas de los medios turcos de este domingo llaman, sin fisuras, a la unidad nacional contra los "bastardos" señalados como atacantes en Estambul. La consigna tiene múltiples implicaciones, más allá de la voluntad de combatir una amenaza y librar un conflicto que ha dejado incontables muertes en suelo turco. Para el Gobierno islamonacionalista turco, mensajes de este tipo sirven para concentrar apoyos de gran parte del electorado propio y del votante opositor.

Este recurso es especialmente útil en un momento de penurias económicas, que afectan a las clases más afines al Gobierno, y a poco más de siete meses de unas elecciones generales que pueden decidir la suerte de Turquía en el año de su centenario. La oposición, integrada por seis partidos de mayor o menor corte nacionalista, es firme defensora de la mano dura contra las milicias kurdas, por lo que toda diferencia queda diluida cuando se trata de responder a un atentado como el que sufrió Estambul.

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El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, amenazó este lunes con lanzar una operación terrestre en Siria después de bombardear posiciones kurdas en ese país y en Irak y de que cohetes alcanzaran un pueblo fronterizo en Turquía.

"No se trata de que esta operación se limite únicamente a una operación aérea", declaró el jefe de Estado a los periodistas turcos que lo acompañaban en el viaje de regreso de Catar, donde asistió a la ceremonia de apertura del Mundial de fútbol.

"Las unidades competentes, nuestro Ministerio de Defensa y nuestro estado mayor decidirán juntos sobre la potencia con que nuestras fuerzas terrestres" deben actuar, añadió el mandatario.

"Ya lo hemos advertido: quienes nos molesten en nuestro territorio lo pagarán", insistió.

Las declaraciones de Erdogan se producen después de que disparos de cohetes desde Siria alcanzaran el lunes la ciudad turca de Karamis, en la frontera, dejando dos muertos y seis heridos, según el gobernador regional.

El ataque tiene lugar al día siguiente de que Turquía lanzara una serie de ataques contra bases de grupos kurdos en la frontera con Siria e Irak, desde donde Ankara asegura que se lanzaron ataques "terroristas", en referencia al atentado de Estambul del 13 de noviembre.

Al menos 37 personas murieron y 70 resultaron heridas en los ataques de la aviación turca, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en el Reino Unido y que cuenta con una amplia red de fuentes en Siria.

Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), lideradas por los kurdos y respaldadas por Estados Unidos, fueron uno de los objetivos de los bombardeos e informaron a la AFP que Turquía había reanudado los ataques el lunes.

Miles de personas se reunieron el lunes para enterrar a 11 personas que murieron en la ciudad siria de Al Malikiya, en el noreste, durante los bombardeos.






Está de moda esto de las Operaciones militares en otros países y lo más fuerte es que se está extendiendo a más países, ya no le llamarán guerra le llamarán operaciones especiales todo para camuflarlo.